jueves, 30 de abril de 2015

Pueblo de Dios


Pueblo de Dios “Luz para las Naciones”: En otro tiempo no éramos Pueblo de Dios, pero llegamos a serlo por su misericordia. (1Pedro 2.10).

Antecedentes: 

Tradición Judeocristiana: Abrazamos la Cosmovisión y Tradición Judeocristiana en cuanto a la Creación del cielo como trono y de la tierra como estrado de los pies de Dios (Isaías 66.1) 

Origen común del género humano: Dios Creador del Género humano (Gen 1.26-30)

Origen del hombre escogido: Formado por Dios y puesto en el Edén. (Gen 2.7-8; 15)

Origen de la pareja-familia escogida: Mujer hecha por Dios y traída al hombre para ser su complemento y ser un solo ser. (Gen 2.18; 20-24) 

Precursores del Origen de las Naciones: Noé, Sem, Cam y Jafet.  (Gen 6.9-10)

Tabla de las Naciones: Generaciones de los hijos de Noé, que formaron familias y descendencias en sus naciones y que se esparcieron por las naciones después del diluvio. (Gen. 10)

Precursores de la Nación Escogida: Abraham, Isaac, Jacob (12 hijos / tribus). Cambio de Identidad (Israel) (Gen. 32.28 / 35.10). Nación escogida y conjunto de naciones procederán de él. (Gen. 35.11)
  
Israel: Pueblo Escogido por Dios. (Deut. 7.6-9)  

Jesús el Mesías prometido a Israel. (Mateo 16.13-17) 

Dios no ha desechado a su pueblo escogido.  (Romanos 11.1-10) 

Participes e injertados en el Plan de Dios: Injertados y hechos participantes de la raíz y de la rica savia del olivo. (Romanos 11.17)

Pueblo de Dios: Por su Misericordia (1Pedro.2.10) 

viernes, 15 de agosto de 2014

El Reino de Dios

Lo que perdió la humanidad por el pecado en el Edén no fue una religión, una federación, confederación, iglesia o denominación, sino su autoridad para desarrollar y cumplir el diseño original de Dios de Señorear en la creación, multiplicar el Reino de Dios establecido en nuestras vidas, sojuzgando y disfrutando. (Gen 1.26-30), la misión de Jesús fue restaurar el derecho de ser hijos de Dios (Gal. 4.4-5) la muerte de Jesús fue la puerta que nos reintrodujo al Reino y le plació al padre dárnoslo (Luc. 12.32) y como sus embajadores (2 cor. 5.20) debemos ejercer nuestra influencia y autoridad como siervos del Rey de reyes y Señor de señores de extenderlo, lo que implica entre otras cosas para el Discípulo en el presente siglo XXI

El libre desarrollo y activa participación Profesional o Formal de los Discípulos-Ciudadanos en los distintos sectores de la sociedad con una Mentalidad de Reino, ejerciendo la autoridad e influencia delegada por Dios para pronunciarnos y actuar en cuanto a los asuntos como: las políticas y quehacer en la educación, la familia, así como con la proactiva participación en las áreas de: La Cultura, sea en las distintas manifestaciones artísticas como la música, la literatura entre otras. El Deporte, el Cuidado y la Conservación del Medio Ambiente, la Ciencia, la Salud y la Tecnología, la Economía, la Producción, la Comercialización, la Construcción, la prestación de servicios técnicos y profesionales, el  ejercicio  de  las  leyes, los asuntos  penitenciarios  o  los  medios alternativos de resolución de conflictos,  los medios de comunicación, incluyendo también la participación en los cargos  públicos y políticos, todo esto conforme al Propósito de Dios con cada Discípulo-Ciudadano.  Así como con la participación no formal por medio de las relaciones e interacción con individuos, familias, grupos o comunidades. (Escrito original: martes, 4 de junio de 2013)

Pueblo de Dios y La Familia



La Familia es la idea del diseño original de Dios, establecido en su Palabra.

La pareja es: la unión física íntima de un hombre y una mujer con intereses particulares, hecho manifiesto ante la sociedad. 

La Familia es: La idea del diseño original de Dios, establecido en su Palabra sin embargo  la humanidad se ha encargado de degenerar esta institución con elementos como la bigamia (Gen 4.19) entre otras, unido esto a las depravaciones del desarrollo de la sana sexualidad. Como lo expuesto en (Gen. 19.4ss) solo por mencionar un caso, generando esto la necesidad de la intervención de Dios para restaurar la Institución Familiar por medio de su promesa a Abram de bendecir a todas las familias de la tierra (Gen 12.3). Al ver el transcurrir de la historia humana, la familia solo ha seguido los interés personales de los individuos y grupos sociales, llegando a llamar hoy día como una familia, la unión de personas del mismo sexo (Homosexualismo), la unión de un hombre con distintas mujeres (Poligamia), hasta se reconoce como familia la unión de un hombre con una niña en algunos casos hasta menor de 9 años de edad (Pedofilia). Esto no es Familia, esto es el resultado de la depravación de esta Institución Divina corrompida por los intereses, propios y egoístas de individuos y grupos llegando a ser aceptados por la sociedad como normales o legales. 

Entendemos la Familia como: La unión integral de un hombre y una mujer (que tengan o no hijos) aceptados por la sociedad como su base fundamental. También consideramos familia el vínculo consanguíneo y el vínculo jurídico como la adopción, siempre que no contravenga Principios Bíblicos y Morales.  

El Matrimonio es: Consagrar pública o privadamente la futura relación de pareja así como la familia con la Solemnización de la unión Conyugal para toda la Vida, incluyendo a Dios y dándole cabida no solo en la relación de pareja sino en la familia. Viviendo bajo los principios y valores eternos de la Palabra de Dios pertinentes a los asuntos de Familia (Relaciones Interpersonales, Intimidad Sexual, Economía y Finanzas, Educación y Formación de los hijos, Proyecto de Vida Familiar, entre otros). La Celebración del Matrimonio debe fundamentarse en el Propósito, la Voluntad y el Amor de Dios, no otra causa;  la pareja la conforman un hombre y una mujer que preferiblemente profesen la Fe Cristiana al ser parte del Cuerpo de Cristo, con la manifiesta Voluntariedad de los contrayentes (no bajo coacción, presión o negociación) y estos no deben tener impedimentos de realizar la Solemnización. 

Los Casos como viudez, extranjeros, nulidad de Matrimonios, infidelidad, abandono o casos de divorciados, son tratados conforme a los Principios Bíblicos Aplicables a cada realidad presentada por las partes con la autoridad de “Luz para las Naciones” competente.  
Se pueden Solemnizar con el Matrimonio las parejas (un hombre y una mujer) que vivan en unión libre o de hecho, tengan o no hijos en dicha relación. 
La celebración del Matrimonio debe cumplir los Principios, Estipulaciones, Requisitos, Procedimientos y Tiempos establecidos por la Comunidad de Discípulos “Luz para las Naciones” 

El Divorcio: Cuando se ha celebrado un Matrimonio conforme a los Fundamentos, Principios y Valores Eternos de la Palabra de Dios no hay divorcio, lo que Dios junto, no lo separe el hombre (Mateo 19. 6 y 8).
“Los actos civiles, legales y/o uniones religiosas no son considerados Matrimonios basados en principios Bíblicos, sino uniones legales, contratos entre hombres o uniones religiosas entre hombres, por lo que estos casos no pueden ser considerados necesariamente uniones de Dios”
La única causa de divorcio es la fornicación, no el adulterio ni alguna otra causa (Mateo 5.32, 19.9) / (Deuteronomio 22.13-21) 

Reino y Legislaciones Nacionales e Internacionales



Como consecuencia del desarrollo (histórico-cultural-jurídico) de la humanidad en los distintos grupos sociales, se ha llegado a la construcción de legislaciones regionales, nacionales e internacionales como acuerdos sociales de convivencia.

Como Comunidad de Fe aceptaremos y acataremos las legislaciones nacionales e internacionales que no transgredan o contravengan Principios Bíblicos Fundamentales, que respeten el orden moral; de la misma manera no practicaremos, acataremos ni apoyaremos, más bien nos opondremos a los acuerdos sociales legales que atenten contra Principios Bíblicos fundamentales y quebranten el orden moral humano.
Como discípulos debemos decidir seguir la justicia de Dios y no los acuerdos de los gobernantes e igualmente discernir y buscar el favor de Dios y no agradar a los hombres. (Hechos. 4:19, Gálatas 1:10)



Sistema Judicial y Pacificador "Pueblo de Dios"


 

 
Establecemos que como Comunidad de Fe, primeramente Juzgaremos todos los asuntos concernientes a Controversias, Diferencias y Litigios, sean de carácter civil, familiar, comunitario, mercantil, laboral, penal u otro entre ciudadanos de la Comunidad “Luz para las Naciones” conforme a lo establecido en (1 Corintios 6). Por medio de Jueces establecidos en nuestra Comunidad.

En los casos de asuntos penales u otros, las decisiones no contemplaran torturas ni pena de muerte. 

En caso de ausencia de Jueces, conciliadores o mediadores, estos asuntos los tratara el Primer Ministro de la Comunidad, conforme a los Principios Bíblicos aplicables a cada caso y el debido proceso. Las Decisiones del Primer Ministro deben ser convalidadas por el Consejo Espiritual. Sin embargo el Primer Ministro es quien en última instancia autorizara la remisión o no de los casos a las autoridades o tribunales comunes. 

Por la Comunidad “Luz para las Naciones” no poseer un sistema penitenciario, desarrollara políticas, programas y acciones de apoyo a los sistemas penitenciarios gubernamentales o privados existentes, para el trato humanitario de los sentenciados, preparándolos y transformándolos para su reinserción en la sociedad.
En casos donde estén involucradas personas no pertenecientes a la Comunidad “Luz para las Naciones” se recomienda acudir a un acuerdo entre las partes, de no lograrse, conciliar con apoyo de terceros de instancias especializadas o gubernamentales y en última instancia resolver el asunto ante las autoridades o tribunales ordinarios. En todo caso se recomienda que la parte involucrada de Comunidad “Luz para las Naciones” reciba el consejo y guía de una Autoridad Espiritual de la Comunidad o de un Juez de esta Comunidad de Fe.

En los conflictos entre personas, grupos de personas, organizaciones u otros, La Comunidad “Luz para las Naciones” puede intervenir como Pacificadores. (Mateo 5.9) (Conciliación / mediación) entre las partes en conflicto, a petición y previo reconocimiento de ellas como autoridad conciliadora o mediadora (1 Corintios 6)